La Escuela de Formación para Trabajadores Teatrales en el Ámbito Social aplica una combinación de metodologías, que incluye técnicas de improvisación, métodos analíticos de percepción y observación de uno mismo y del otro, la voz, la memoria emocional, la imaginación activa, etc. Los métodos aspiran a comprender mejor el propio sistema emocional, a superar los automatismos gestuales, a despertar el ritmo interior y la fuerza de la voz y a recuperar el movimiento en relación al espacio. Además estos métodos apuntan al conocimiento de sus propias máscaras, a experimentar los principios para el desarrollo del personaje teatral y a una comprensión de cómo transformar los conflictos en un juego estratégico.

Finalmente, la Escuela ha desarrollado una metodología que permite analizar los comportamientos, posiblemente, sin distorsión de carácter ético y moral o de interpretación. Puesto que el teatro es un juego de roles que toma siempre en consideración las zonas sombrías, ocupándose de un hipotético “otro yo”, pone en discusión los roles diarios y se ofrece como un campo de experimentación para una comunicación auténtica. Observar al otro, observarse uno mismo, ver en el ser visto, no constituye sólo una situación teatral, sino que determina todo tipo de relaciones terapéuticas.

Así como el trabajo del Teatro Núcleo se opone a interferir en la psique del actor, tratando de filtrar y eliminar los juicios de valores de cada observación, también intenta identificar y eliminar los elementos que se convierten, a menudo, inconscientemente, en elementos determinantes y cruciales del diagnostico. Entonces, la Escuela desarrolla una nueva perspectiva en abordar el contexto terapéutico y ofrece un soporte para una relación dinámica entre los pacientes y el personal terapéutico, entre los trabajadores sociales y los grupos respectivamente afectados.